domingo, 1 de enero de 2012

Objetividad histórica y el Diccionario Biográfico Español.

    Hace unos meses se desató una gran polémica debido la publicación del Diccionario Biográfico Español por parte de la Real Academia de la Historia. Obra extensa donde las haya, recoje las biografías de las personas más destacadas de la historia de España, pero a la que se le puede poner una pega e incluso se la puede tachar de pecadora, pues para un historiador el no ser lo más objetivo posible, bajo mi punto de vista, es un pecado. Así ocurre que en entradas sobre algunos personajes del siglo XX y más concretamente sobre personajes del régimen franquista y de la república e importantes en la Guerra Civil. Sus biógrafos no han sido para nada imparciales y objetivos. ¿A qué se debe esto? A la intromisión de las ideologías personales.
    Este hecho me hizo reflexionar bastante sobre el trabajo de un historiador respecto a su obra. ¿Se debe buscar la objetividad absoluta en el estudio de la historia?, ¿debe dar el historiador su interpretación de los hechos y que sea el estudiante/lector el que saque sus propias conclusiones tras contrastar las diferentes opiniones? Bien, bajo mi punto de vista soy partidario de la respuesta afirmativa a la primera pregunta, y por ende de la respuesta negativa a la segunda. En mi opinión, el historiador es un investigador que debería mostrar los hechos tal cual los encuentra, estableciendo relaciones entre ellos para ayudar a entender lo que aconteció (llevando la objetividad a un grado más en este contexto, podría decir que el papel del historiador sería el de mostrar los hechos tal cual los ecnuentra, dejando establecer relaciones al interesado en la materia). Sería ridículo, por ejemplo, mostrar el asesinato del archiduque Francisco Fernando como consecuencia directa de la I Guerra Mundial. Y es que esto no sería objetividad, la objetividad es mostrar este hecho como un detonante de algo que se venía gestando tiempo atrás, y ahí establecer las relaciones entre hechos objetivos, pero siendo estas relaciones a su vez relaciones objetivas. Se dirá que esto es imposible, pero a mí no me parece que lo sea, o que suponga una idea descabellada pensar que se pueden mostrar los hechos en sí. Con los hechos en sí no me refiero a como ocurrieron, ya que es para nosotros imposible saber cómo fueron realmente por no haber estado allí, me refiero a los hechos cómo nos han llegado. Puede que sean datos manipulados, falsos o erróneos, pero ahí es donde entraría el trabajo del historiador, que debe investigar y tratar de dilucidar si lo que se descubre es verdadero o falso, si tal o cual relación es verdadera o falsa, etc. No es fácil, pero es que nadie dijo que estudiar a fondo la Historia lo fuera.
    Como se ha observado soy partidario de que en la historiografía, así como que a la hora de impartir clases en colegios, institutos y universidades, exista el mayor nivel de objetividad. Durante mi estancia en el instituto estudie historia con diferentes profesores de ideologías diferentes. En 4º de la ESO (en el que se estudia Historia de España), mi profesor tendía más hacia las ideas de izquierdas, por lo que constantemente establecía relaciones entre lo que estudiábamos y la situación de aquel momento, pero siempre desde su plano ideológico. En 2º de Bachillerato mi profesora era un dechado de patriotismo y sus ideas tendían a la derecha política, con lo que sus relaciones entre la historia española y la actualidad eran para, en muchos casos, exaltar sus ideas. Esto viene a ser lo mismo que mi profesor de 4º pero al contrario. He de decir que en 1º de Bachillerato, la profesora durante ese curso dejaba siempre sus ideas propias al entrar a clase, aunque a veces se le escaparan pequeñas frases que mostraban su tendencia política. Por ello puedo decir que he vivido la situación (como supongo que muchos alumnos) de tener que bregar con profesores de historia que dejaban bien aislada la objetividad.
    Es este un tema que puede ser tratado extensamente, ya que mis opiniones no se reducen ni mucho menos a lo aquí expuesto, y considero que podrían ampliarse, pero a su vez considero que este no es el medio adecuado.
    Me gustaría concluir diciendo que tanto en una obra tan trascendente como es el Diccionario Biográfico Español, el cual ha servido de introducción a mi tema principal, como en otras obras de historia, así como en la impartición de esta materia en los ámbitos educativos y en muchos casos en los medios de comunicación, no se puede continuar avanzando a base de opiniones, datos no contrastados, apologías varias, etc. Así no reconstruimos la Historia, o por lo menos aquello que podemos llegar a conocer. Es el lector, alumno, espectador... el que debe sacar sus propias conclusiones después de conocer todos los datos disponibles, pero ciertamente esto es muy complicado debido a la falta de tiempo y, en muchas ocasiones, de interés que tiene el hombre moderno, pero ese es otro tema.


Daniel San Miguel Gamero.

1 comentario:

  1. El problema es: ¿qué es la objetividad en la Historia? Los Historiadores sólo podemos acercarnos al pasado a partir de un mínimo número de fuentes. Se han perdido muchas por el camino y otras, sencillamente, debemos seleccionarlas. Además, y más importante, nosotros leemos e interpretamos, pues lo contrario sólo sería describir documentos (es decir, como tener ladrillos, pero no una casa).
    No, hoy sabemos que la Historia no puede ser objetiva. El historiador, por desgracia, no está en condiciones de reconstruir el pasado. Está en condiciones de presentar una verdad posible en coherencia con unas fuentes y un método para tratarlas (E. Hernández Sandoica dixit).
    Atentamente,

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