lunes, 23 de enero de 2012

Y tú, ¿Te atreves a marcar la historia?

Haciendo el trabajo de la Guerra de la Independencia me he dado cuenta de cuánto puede enriquecer conocer la historia de tu ciudad. Por eso quería compartir con vosotros parte de lo que he aprendido, para que cuando vayáis por el centro de Madrid, podáis decir: "aquí estuvo Napoleón, Godoy, Carlos IV y muchos personajes que marcaron nuestra historia."
Y tú, ¿te atreves ha marcar la historia?

En la Puerta del sol tuvo lugar la famosa “carga de los mamelucos” como ha quedado inmortalizado en el famoso cuadro de Goya. Fue una pelea llevada a cabo entre miles de soldados franceses, mamelucos y polacos por un lado vs madrileños y defensores de la causa borbónica que, enfurecidos por la marcha de la familia real a Bayona, salieron a las calles.
La pretensión napoleónica de acabar con la dinastía borbónica, empezó ha ser rechazada por muchos. Creo que volvemos a encontrarnos ante un caso de imposición mediante la violencia, como hemos visto varias veces en clase.


Comenzó una batalla que duró dos horas y, aunque la lucha era desigual, ninguno de los bandos se daba por vencido. Mientras que los batallones franceses luchaban con armas de fuego y cañones, los madrileños trataron de defenderse acuchillando a los caballos de los franceses y matando de inmediato a sus jinetes.



Finalmente los franceses consiguieron hacerse con la Puerta de Sol y, con ella, impidieron la llegada de refuerzos del interior, al ser esta el punto de concentración de todos los caminos de la ciudad madrileña. Esta qudedó dividida en dos mediante una línea de demarcación que iba desde la calle Mayor hasta Atocha.
Cada año se coloca una corona de laurel en la fachada del edificio de la Comunidad de Madrid donde hay una lápida que recuerda a todos que aquí murieron.


Espero que con este esbozo de lo que pasó en 1808 por algunas calles de Madrid, os pique la curiosidad para investigar sobre la historia de Madrid en alguna de sus épocas.

martes, 17 de enero de 2012

Prensa, antes y ahora

La pasada semana mi grupo y yo tuvimos la oportunidad de ser los primeros en presentar nuestra exposición, que trataba la Guerra de la Independencia. Entre los aspectos culturales de los que hablamos,yo traté el tema de la prensa durante la guerra.He de confesar que no me parecía un tema atractivo a priori, pero me llamaron la atención varias cuestiones que ya comenté durante la exposición,pero se me quedó algo en el tintero.
Cuando leía diferentes medios de prensa de ideologías tan diversas, me hizo sacar mis propias conclusiones de un tema absolutamente objetivo para mí,y pude empatizar,en cierto modo,con ambas ideologías a la par que discrepaba con algunos aspectos.
La gente de la época leía esos medios de prensa para conocer el avance de la guerra pero a raíz de esto me viene a la mente una cuestión: ¿Leían para informarse o leían de lo que se querían informar? porque esta pregunta tiene matices. Sin embargo,en la actualidad nos ocurre lo mismo y eso que ya han pasado muchos años.
Si nos acercamos a un quiosco encontramos toda la información a nuestra disposición, pero son informaciones de diversos periódicos con ideologías muy variadas también.Es muy probable que a continuación haga un juicio polémico para según qué mentalidades,pero absolutamente cierto. ¿Encontaríamos a una persona comprando dos periódicos de ideas totalmente opuestas para informarse de una misma noticia? En su gran mayoría,me atrevo a decir que no. Pero, ¿no queremos estar informados? Pues entonces creo que deberíamos comprarlos y leerlos.
Un amigo mío compra con asiduidad un periódico determinado y cuando lee sus artículos los defiende como si los hubiera escrito él. Entonces lee lo que quiere leer.¿Es esta la mejor forma de mantenerse informado? Repito mi respuesta,no.
Yo he puesto en práctica el hecho de comprar dos periódicos muy diferentes y ser capaz de leer una misma noticia con matices absolutamente diferentes.A partir de ahí soy yo la que saco mis propias conclusiones y la que se inclina por un periódico u otro.Si,sale más caro y es probable que a algunos les duela comprar un periódico que detestan,pero es solo mi opinión.










Patricia Domínguez

martes, 10 de enero de 2012

Esta semana nos ha tocado presentar el tema de la Guerra de la Independencia y me gustaría comentar algo sobre lo que ocurrió en elParque de artillería o actual Plaza del Dos de Mayo.

Aquí estaba la puerta de entrada al antiguo palacio de Monteleón, del que tras sufrir un incendio en 1723, únicamente quedó un solar muy extenso con algunos edificios. Al estar situado en una zona aislada al norte de la ciudad era el lugar idóneo para el depósito de armas, cañones, munición, polvorín y caballería. El recinto estaba custodiado por una tropa francesa, acantonada allí por orden de sus superiores. La población civil intentaba entrar en el parque inútilmente cuando llegaron unos 33 hombres bajo el mando de los capitanes Daoíz y Velarde, esto produjo una gran alegría entre la multitud. Estos convencieron al capitán francés de que se rindiera junto con sus hombres y una vez recluidos en las cuadras, comenzó a entrar la multitud en el parque. Daoíz y Velarde dieron órdenes de armar a la población y distribuirla por las calles de forma estratégica, esperando la llegada de refuerzos franceses. Comenzó así el combate que duraría poco más de tres horas, y a pesar de que al principio, el resultado fuera favorable para los españoles, de nuevo la desproporción numérica de los bandos era más que evidente: por un lado, el batallón francés estaba formado por unos 2.000 hombres, mientras que el español lo formaban uno 150 aproximadamente. Después de la tremenda sangría que allí se produjo, fueron enterrados los dos capitanes Daoíz y Velarde como verdaderos héroes dando nombre a las calles que rodean actualmente la plaza del Dos de Mayo.

Además de estos nos han llegado nombres de personas que fallecieron en esta batalla y que representan a todos los que allí cayeron, pueden sonarnos nombres como Manuela Malasaña , Clara del Rey o el teniente Ruiz.

Actualmente podemos encontrar en el centro de la plaza la puerta de acceso al antiguo cuartel con las esculturas de Daoíz y Velarde, rodeado de una verja de hierro.
En 1869 fue derribado el Parque de artillería de Monteleón, y se abrieron nuevas calles además de la Plaza del Dos de Mayo.


A la mañana siguiente después de la batalla, los dos capitanes fueron enterrados en secreto en la Colegiata de San Isidro, como los sepulteros habían dejado señalados los lugares de enterramiento, pudieron hallar los restos y, en 1840 fueron trasladados al obelisco de la Plaza de la Lealtad. Para ello se utilizaron dos urnas transportadas por un carro de triunfo fúnebre como vemos en la imagen; aquí podemos observar cómo el carro recorre las principales calles de la ciudad, pasando delante del Palacio Real.

Los nombres de los capitanes Daoíz y Velarde junto con el teniente Ruiz has sido muy sonados hasta nuestros días, por ser oficialmente los únicos militares que junto a la compañía de infantería, lucharon por defender Madrid.
Personalmente y, basándome en lo que he leído, creo los dos bandos no estuvieron totalmente cerrados, puesto que hay fuentes que citan cómo algunos oficiales franceses apoyaron al pueblo madrileño, y también cómo soldados españoles estuvieron del lado francés. Puede entenderse así que no fue únicamente una guerra entre dos países (España vs Francia), sino una guerra de carácter ideológico donde empezará a cuajarse la idea de "las dos Españas"(conservadurismo vs progresismo) que irá acentuándose posteriormente.
Es muy curioso ver cómo la historia no es algo inamovible, sino que siempre queda marcada por ese rasgo de subjetividad que aunque sea pequeño, cada persona le da al interpretarla.

domingo, 1 de enero de 2012

Objetividad histórica y el Diccionario Biográfico Español.

    Hace unos meses se desató una gran polémica debido la publicación del Diccionario Biográfico Español por parte de la Real Academia de la Historia. Obra extensa donde las haya, recoje las biografías de las personas más destacadas de la historia de España, pero a la que se le puede poner una pega e incluso se la puede tachar de pecadora, pues para un historiador el no ser lo más objetivo posible, bajo mi punto de vista, es un pecado. Así ocurre que en entradas sobre algunos personajes del siglo XX y más concretamente sobre personajes del régimen franquista y de la república e importantes en la Guerra Civil. Sus biógrafos no han sido para nada imparciales y objetivos. ¿A qué se debe esto? A la intromisión de las ideologías personales.
    Este hecho me hizo reflexionar bastante sobre el trabajo de un historiador respecto a su obra. ¿Se debe buscar la objetividad absoluta en el estudio de la historia?, ¿debe dar el historiador su interpretación de los hechos y que sea el estudiante/lector el que saque sus propias conclusiones tras contrastar las diferentes opiniones? Bien, bajo mi punto de vista soy partidario de la respuesta afirmativa a la primera pregunta, y por ende de la respuesta negativa a la segunda. En mi opinión, el historiador es un investigador que debería mostrar los hechos tal cual los encuentra, estableciendo relaciones entre ellos para ayudar a entender lo que aconteció (llevando la objetividad a un grado más en este contexto, podría decir que el papel del historiador sería el de mostrar los hechos tal cual los ecnuentra, dejando establecer relaciones al interesado en la materia). Sería ridículo, por ejemplo, mostrar el asesinato del archiduque Francisco Fernando como consecuencia directa de la I Guerra Mundial. Y es que esto no sería objetividad, la objetividad es mostrar este hecho como un detonante de algo que se venía gestando tiempo atrás, y ahí establecer las relaciones entre hechos objetivos, pero siendo estas relaciones a su vez relaciones objetivas. Se dirá que esto es imposible, pero a mí no me parece que lo sea, o que suponga una idea descabellada pensar que se pueden mostrar los hechos en sí. Con los hechos en sí no me refiero a como ocurrieron, ya que es para nosotros imposible saber cómo fueron realmente por no haber estado allí, me refiero a los hechos cómo nos han llegado. Puede que sean datos manipulados, falsos o erróneos, pero ahí es donde entraría el trabajo del historiador, que debe investigar y tratar de dilucidar si lo que se descubre es verdadero o falso, si tal o cual relación es verdadera o falsa, etc. No es fácil, pero es que nadie dijo que estudiar a fondo la Historia lo fuera.
    Como se ha observado soy partidario de que en la historiografía, así como que a la hora de impartir clases en colegios, institutos y universidades, exista el mayor nivel de objetividad. Durante mi estancia en el instituto estudie historia con diferentes profesores de ideologías diferentes. En 4º de la ESO (en el que se estudia Historia de España), mi profesor tendía más hacia las ideas de izquierdas, por lo que constantemente establecía relaciones entre lo que estudiábamos y la situación de aquel momento, pero siempre desde su plano ideológico. En 2º de Bachillerato mi profesora era un dechado de patriotismo y sus ideas tendían a la derecha política, con lo que sus relaciones entre la historia española y la actualidad eran para, en muchos casos, exaltar sus ideas. Esto viene a ser lo mismo que mi profesor de 4º pero al contrario. He de decir que en 1º de Bachillerato, la profesora durante ese curso dejaba siempre sus ideas propias al entrar a clase, aunque a veces se le escaparan pequeñas frases que mostraban su tendencia política. Por ello puedo decir que he vivido la situación (como supongo que muchos alumnos) de tener que bregar con profesores de historia que dejaban bien aislada la objetividad.
    Es este un tema que puede ser tratado extensamente, ya que mis opiniones no se reducen ni mucho menos a lo aquí expuesto, y considero que podrían ampliarse, pero a su vez considero que este no es el medio adecuado.
    Me gustaría concluir diciendo que tanto en una obra tan trascendente como es el Diccionario Biográfico Español, el cual ha servido de introducción a mi tema principal, como en otras obras de historia, así como en la impartición de esta materia en los ámbitos educativos y en muchos casos en los medios de comunicación, no se puede continuar avanzando a base de opiniones, datos no contrastados, apologías varias, etc. Así no reconstruimos la Historia, o por lo menos aquello que podemos llegar a conocer. Es el lector, alumno, espectador... el que debe sacar sus propias conclusiones después de conocer todos los datos disponibles, pero ciertamente esto es muy complicado debido a la falta de tiempo y, en muchas ocasiones, de interés que tiene el hombre moderno, pero ese es otro tema.


Daniel San Miguel Gamero.