Durante muchos años se ha creído que la monarquía de los Austrias constituyó un régimen totalitario y centralizado, pero esto no fue así. Los Austrias impulsaron un sistema político compuesto, eso quiere decir una monarquía basada en la unión de varios territorios bajo el poder del mismo monarca, pero cada uno de estos territorios mantenía sus propias costumbres, instituciones, lengua étc. Entonces se puede decir que los Austrias fueron señores en cada uno de sus territorios correspondientes , pero que no fueron dirigentes de una entidad única.
En los siglos XIX y XX se consideró la España gobernada por los Austrias como un modelo de Estado Moderno, eso es un estado cuyo gobierno gira en torno a un rey. Se asignó a la monarquía española algunas características como la centralización del poder y ejército nacional completamente unificado. Pero esto no concordaba con la realidad, porque la monarquía se basaba en un conjunto de poderes, relacionados y muchas veces supeditados a la figura del rey, y los ejércitos estaban formados por mercenarios y a veces dependían de huestes nobiliarias o ciudadanas.
El reinado de los Austrias era un reinado autoritario. Los reyes eran magistrados últimos y superiores y los únicos capaz de entregar mercedes, cargos, rentas etc. Además, existía el sistema polisinodial, esto significa que el sistema político estuvo basado en un conjunto de consejos territoriales y temáticos. Estos consejos eran muy influyentes en las decisiones políticas. Los más importantes fueron el consejo de Castilla y el de Estado. También existían cargos palatinos, es decir cada rey con su propia casa y su personal. Esos cortesanos ayudantes del rey y de las casas reales también jugaron un papel importante en la vida política, porque por su cercanía con los altos cargos y con el rey podían ascender en la escala social. De esta manera se desarolló un régimen de favores y clientelas.
La capacidad de los Austrias para controlar directamente sus territorios era bastante limitada y su dominio era indirecto. Por eso se puede decir que ‘’El rey reina, pero no gobierna’’. En general, las élites de cada territorio se hicieron imprescindibles para la monarquía, porque éstas, en vistas a que el rey defendería sus intereses si ellas defendían los intereses del rey, ayudaban al dominio real. Entonces el monarca ejercía un control indirecto sobre la población, delegando su poder en otros que actuaban en su nombre. A lo mejor por eso la monarquía tuvo una notable aceptación en muchos territorios.
¿Pero cómo se consiguió que se guardara fidelidad al rey si los territorios conservaban cada uno su propia organización? Por un lado fue gracias a la colaboración de las élites dirigentes y por otro lado la religión católica. La edad moderna se caracterizó por el control social a partir del hecho religioso. Los Austrias se autodenominaron y atesoraron el título de Rey Católico, lo que hizo promover por su parte una defensa a ultranza del catolicismo. Exteriormente se luchaba contra el hereje (ya que veían en ello un peligro para el cristianismo que mantenía unida a gran parte de España) e interiormente se conseguía la unidad confesional. Todos debían profesar la misma religión que el rey y se fue asemejando el ser buen vasallo a ser buen cristiano y viceversa.
Finalmente hay que decir que existió un precedente de globalización que llevó a que se estableciesen rutas marítimas y que gracias a ellas se comunicaba al Mundo en relativamente poco tiempo.
Muy bien, Carin
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